lunes, 3 de noviembre de 2014

Esencias medicinales francesas en el Museo Farmacéutico de Matanzas

Fronton u  “Ojo de boticario”, en el Museo Farmacéutico Ernesto Triolet, en la ciudad de Matanza, Cuba.
Fronton u  “Ojo de boticario”, en el Museo Farmacéutico Ernesto Triolet, en la ciudad de Matanza, Cuba.




Por: Roberto Morejón
Justo en el corazón de Matanzas, una ciudad en el  occidente cubano, se respira el aire de Francia. Y es que al traspasar los umbrales del Museo Farmacéutico, se adentra el visitante en un mundo mágico de frascos, recetas, aromas y esencias medicinales de una auténtica botica francesa.
Inaugurada por el galo Ernesto Triolet y su yerno cubano Juan Fermín de Figueroa, el primero de enero de 1882, frente a la Plaza de Armas de la ciudad, actualmente parque de La Libertad, y convertida en museo en mayo de 1964, la droguería transmite la sensación de estar viva.


Fachada del Museo Farmacéutico Ernesto Triolet, en la ciudad de Matanza, Cuba.
Fachada del Museo Farmacéutico Ernesto Triolet, en la ciudad de Matanza, Cuba.
Equipos en la mesa dispensarial de la rebotica del  Museo Farmacéutico Ernesto Triolet, en la ciudad de Matanza, Cuba.
Equipos en la mesa dispensarial de la rebotica del  Museo Farmacéutico Ernesto Triolet, en la ciudad de Matanza, Cuba.
Libro de recetas en el Museo Farmacéutico Ernesto Triolet, en la ciudad de Matanza, Cuba,
Libro de recetas en el Museo Farmacéutico Ernesto Triolet, en la ciudad de Matanza, Cuba
 Instrumentales, estantes, libros, plantas medicinales, están colocados en el mismo lugar donde sus dueños trabajaban y todo parece estar dispuesto para comenzar a producir medicamentos.
Varias son las salas expositivas. Se inicia el paseo por la botica, con sus estantes pomposos, los gaveteros y el mostrador, ordenado como si aún vendieran medicamentos. Le sigue la rebotica, con la mesa dispensarial, repleta de  equipos para preparar pastillas u óvulos vaginales, y se puede apreciar, un enorme libro de registrar las recetas. A continuación,  los almacenes de frascos y esencias.


Museo Farmacéutico Ernesto Triolet, en la ciudad de Matanza, Cuba.
Museo Farmacéutico Ernesto Triolet, en la ciudad de Matanza, Cuba.
Visitantes en el Museo Farmacéutico Ernesto Triolet, en la ciudad de Matanza.
Visitantes en el Museo Farmacéutico Ernesto Triolet, en la ciudad de Matanza.

 Y el patio, donde está el laboratorio, con las máquinas que parecen listas para ser usadas.
Triolet, su fundador, supo dotarle de fama universal, en los albores del siglo XX. Gran conocedor de los principios activos de las plantas. Exportaba medicamentos a España, Francia y Estados Unidos. Legó decenas de recetas de medicinas de base natural y once de ellas fueron presentadas  en la famosa Exposición Universal  de París en 1900, y obtuvo una Medalla de Bronce, poniendo el nombre Cuba, en el mapa de la farmacología universal. El Jarabe Café Compuesto para el asma y la tos, un remedio para la caída del cabello y otro para los callos, fueron algunos de los productos llevados a la Ciudad Luz.
La farmacia de Triolet marcó época. Muy reconocida en Cuba por la seriedad en la preparación y presentación de los medicamentos, mantuvo un comercio muy activo con Francia, aunque también venían productos de Alemania, Italia, China y Estados Unidos.
Pero no solo en su trabajo es visible la huella de la nación europea. Una gran colección de envases de porcelana de Sevres se exhibe en sus estantes.  Piezas muy antiguas, algunas decoradas a mano con polvos de oro, son únicas y de mucho valor.
Esta Botica Francesa, única de su tipo que se conserva en el mundo, es famosa a nivel internacional por el tesoro que duerme en su interior. Allí se conservan intactas casi cinco millones de piezas, exhibiendo los secretos de la farmacia  de finales del siglo XIX y la primera mitad del XX.
Se suman cientos de miles de frascos de cristal mandados a hacer para este lugar. Además, se muestran,  los frontones, dos frascos inmensos, con función ornamental, de cristal de Bohemia; también conocidos como “Ojo de boticario”.  Ambos son piezas únicas, toda vez que sus dueños compraron la exclusividad del diseño.
La bibliografía farmacéutica enriquece este tesoro. Libros de recetas con más de un millón de formulas originales a base de sustancias naturales se conservan en el museo. Y a los cientos de ejemplares únicos de farmacia, se suman otros de ciencias como la medicina, la química o la botánica en varios idiomas,  tales como el español, inglés, francés y alemán.

Laboratorio del Museo Farmacéutico Ernesto Triolet, en la ciudad de Matanza, Cuba.
Laboratorio del Museo Farmacéutico Ernesto Triolet, en la ciudad de Matanza, Cuba.
 Laboratorio del Museo Farmacéutico Ernesto Triolet, en la ciudad de Matanza, Cuba.
Museo Farmacéutico Ernesto Triolet, en la ciudad de Matanza, Cuba.

El millón de visitantes que ha recorrido las salas del Museo Farmacéutico Ernesto Triolet, Monumento Nacional en 2007 y Premio Nacional de Restauración en 2008,  desde su fundación en 1964, han apreciado en este maravilloso lugar, instrumentos y productos en perfecto estado de conservación. Allí, donde un cartel todavía recuerda al tópico Triolet como un remedio infalible contra los callos. 
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