Los hijos nos salvan, nos curan del dolor diario y nos impulsan. “Hijo espantado de todo, me refugio en ti”, dijo nuestro Martí, cuando derrota tras derrota, en la tarde un beso del Ismaelillo le sanaba.
Hace unos días fui a ver a mi hija, para mí, la niña más bella del mundo y quiero compartir su belleza con mis amigos y para que vean un poco de sus locuras.
Como cada tarde en que visito a Perla Massiel en su casa, en el Cerro, fuimos a montar bicicleta y en esta ocasión aproveché para hacerle fotos.
Disfruten con sus ocurrencias y por favor, no miren el paisaje que le rodea, forma parte de una Habana que espera que la rescaten y salven de tanto abandono.
Una tierna mirada.
El camino más largo se inicia con el primer paso.
Se me ocurre algo!!…
Agua!! …Una tarde de 35 grados en La Habana!!... Y solo estamos a inicios de mayo!!
Un día abrirá sus alas y emprenderá su propio vuelo…
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