Por: Roberto Morejón
He de confesar que la noticia realmente me sorprendió, el
equipo Metropolitanos fue eliminado y no participará en la 52 edición de la
Serie Nacional de Béisbol. Tan grande fue mi sorpresa que para evitar una opinión
exaltada, con enorme paciencia dejé
pasar varios días desde que la Dirección Nacional de
este deporte dio la información en conferencia de prensa la semana pasada.
Esperé para evitar que mi enojo influyera en mi comentario.
Me reconozco como fervoroso seguidor de Industriales y aclaro que el chovinismo
habanero, no me define. Pero creo que la eliminación de Los Rojos de la capital,
a la larga, terminará generando más
problemas.
Es cierto, Metropolitanos no era un equipo puntero. En sus
estadísticas se acumula un elevado número de derrotas y casi siempre estaba
entre los sotaneros de la temporada. Pero, era un equipo de guerreros. Ese
título lo ganaron en el terreno.
Los Guerreros lucían su uniforme con orgullo. Por sus bancos
pasaron grandes figuras de la pelota nacional. Equipo con dignidad solía hacer
pagar muy cara la victoria a sus rivales. Más de una vez lo vi fajarse de tu a
tu con los grandes y era para los Industriales una piedra en el spike.
Hasta aquí desahogué mis clamores, ahora analicemos con cabeza fría la
situación. El deceso es injusto para La Habana. Una ciudad de dos millones de
habitantes, cuyo número duplica a cualquiera otra urbe del país, deberá tener
un solo conjunto en la Serie Nacional. Es decir la populosa metrópolis tendrá
las mismas oportunidades de desarrollar su pelota como la Isla de la Juventud,
aunque la supere ocho veces en población.
Esta temporada y quizás en las dos siguientes no veremos la
fortaleza que ganará Industriales. En
tres años la historia cambiará, la medida a la larga le beneficia. El equipo
azul tendrá una amplia cantidad de jugadores en La Habana para escoger. Aunque
se haya negado a gritos, era una realidad que muchos buenos jugadores y
prospectos iban a parar a los Metros y mermaban las posibilidades del colectivo
más ganador de la pelota cubana. Metro no era la cantera de Los Azules.
La nueva estructura me sorprendió más aún que la
desaparición de los Metros. De un solo tajo, como cortando el Nudo Gordiano, resolvieron
el problema de revivir la Serie Selectiva. Tras jugarse 45 juegos se eliminan a
los equipos débiles y siguen los punteros. Es decir los que más necesitan
jugar, foguearse más, rivalizar más…lo harán menos. Los ocho fuertes seguirán
adelante. Típico de un mundo globalizado, los ricos son cada vez mas ricos y
los pobres…!ay de los pobres!
¿Y que pasará con los excelentes peloteros cuyos débiles
equipos no pasen a la segunda fase? Asombrosa la medida, serán absorbidos,
adquiridos por los grandes y estos equipos poderosos para poder robarse las
estrellas deberán desdeñar de sus filas a los jugadores que poco hayan rendido
hasta ese momento…no se sorprenda si un cienfueguero como José Dariel Abreu
defiende la primera base de Santiago de Cuba o un guantanamero como Yoenny
Southeran causa sensación en la intermedia de Industriales.
Hum, ¡Que cerca estamos del deporte rentado! Esas Grandes
Ligas tantas veces criticada por nosotros, donde los atletas defienden el
uniforme o la oportunidad de jugar de esa temporada y no el amor al color de su
equipo, ese color que representa el lugar donde creció, el parque, la calle o
el terrenito donde golpeó su primera pelota y corrió infantilmente para anotar
su primera carrera.