La noche del 26 de diciembre de 2013 estuve en la sala Avellaneda del Teatro Nacional, en la cobertura donde el Ballet Nacional de Cuba (BNC) recordó los 65 años de su fundación con una gala especial y la inauguración de la muestra La gloria irradiante, del artista italiano Franco Azzinari.
En el programa se presentó el Grand Pas de Quatre, momento que me puso en tensión, gracias a una excelente luz magenta que los luminotécnicos del teatro pusieron. Hice maravillas para mejorar la gestión de color pero fue imposible. Entonces jugué resignado a tratar de capturar la belleza del movimiento y a disfrutar de la obra. Cuando subió a la escena Rara avis, de Azari Plisetski, me alivió saber que la luz magenta no era mi culpa.
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