La Orquesta Sinfónica de Minnesota, durante su segunda presentación, en el Teatro Nacional de Cuba, en La Habana, el 16 de mayo de 2015. |
Por: Roberto Morejón
Este fin de semana fue de lujo para mí, pude disfrutar en
dos ocasiones de la exquisita música que emana de los instrumentos de la Orquesta
Sinfónica de Minnesota, de Estados Unidos, que se presentó para el público de
La Habana en el Teatro Nacional de Cuba.
La primera ocasión fue durante uno de sus ensayos en el
mismo escenario. En esa oportunidad pude ver el intercambio que tuvieron con estudiantes
de la Orquesta Juvenil del Conservatorio Amadeo Roldan. Enaltecedor encuentro.
Junto a cada músico sentaron un alumno. En las miradas de
los chicos había un peculiar brillo. Exaltados, disfrutaban cada consejo y les
llenaba de orgullo el saber que compartían tablas con intérpretes de una renombrada
orquesta. Aquí explicaban cómo colocar los dedos, allá enseñaban a escuchar, en
otro lado reían y preguntaban cómo es tu país, porque el español y el inglés
fueron sustituidos por el más universal de los idiomas: la música.
Y los muchachos demostraron cuanto han aprendido. Quizás fue
la motivación, el empuje o la música compartida, que provocaron que de los
tambores, los estudiantes arrancaran una sabrosísima rumba cubana que sumó a
los percusionistas de la orquesta. Ensayo detenido. ¡Aplausos y vítores de sus
colegas!
No pude estar en la primera presentación de la Orquesta.
Pero el sábado 16 de mayo de 2015 fui a su segundo encuentro con los cubanos en
el Teatro Nacional. Desde el inicio mismo, se elevo la noche. Los músicos de la
Orquesta Sinfónica de Minnesota interpretaron, de pie, los Himnos Nacionales de Cuba y de Estados
Unidos. ¡Ovación general!
Luego, bajo la batuta de Osmo Vänska, vinieron danzones
de Caturla, danzas sinfónicas de Bernstein, y selecciones del ballet de Romeo y
Julieta de Prokófiev, y acordes, y encanto y ver nacer sonidos imperceptibles,
de arrancar bajo, muy bajo los violines y terminar en una gran sinfonía y no
saber cuándo inicia un tema, cuando acaba y perderte, perderte en los
horizontes invisibles de la belleza de la creación humana.
Osmo Vänskä, Director de la Orquesta Sinfónica de Minnesota, durante la segunda presentación de esta orquesta, en el Teatro Nacional de Cuba, en La Habana, el 16 de mayo de 2015 |
Músicos de la Orquesta Sinfónica de Minnesota, durante la segunda presentación de esta orquesta, en el Teatro Nacional de Cuba, en La Habana, el 16 de mayo de 2015. |
Osmo Vänskä, Director de la Orquesta Sinfónica de Minnesota, durante la segunda presentación de esta orquesta, en el Teatro Nacional de Cuba, en La Habana, el 16 de mayo de 2015 |
El público ovaciona a la Orquesta Sinfónica de Minnesota, durante su segunda presentación, en el Teatro Nacional de Cuba, en La Habana, el 16 de mayo de 2015 |
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