"Detrás del
muro", con obras de 25 artistas nacidos en la Cuba y asentados en ella o en
el exterior, y de algunos invitados extranjeros, es la muestra, que ocupa el
mayor y más accesible espacio expositivo de la XI Bienal de La Habana quedó abierto en el
paño del Malecón Habanero entre La
Punta y el Parque Maceo. “Realidad”
(Happily Ever After) de Rachel Valdés Camejo. Un enorme espejo que nos conduce al espacio
indeterminado, el mas allá.
“Nadie escucha”
de Alexandre Arrechea. Según su creador, la escultura representa un árbol del
cual crecen orejas y contiene el interés por «construir una idea donde el arte
demuestra que sigue siendo sensible, sigue estando alerta; que cuando ya nadie
escuche, el arte debe seguir escuchando, observando y reflexionando. Esa es la
verdadera herramienta que da forma a todo lo demás, su energía vital»
“Fly away” de la
serie Cercanía del artista Arlés del Río, en ella se expresa lo relativo de las
limitaciones, la distancia, lo prohibido, el pensamiento de un viaje con
regreso.
“Posibles chances”
de Rafael Doménech. Proyecto que representa la acción de abrir y cerrar puertas
como la posibilidad de encontrar nuevas experiencias tras portones materiales o
espirituales que se abren y cierran constantemente.
“Disección” del artista Duvier del Dago —instalación de la serie Error
humano—, a escala natural, de un cañón Parrot. Para el artífice, las
secciones recuerdan lascas de carne o tejido animal. La resemantización de la
obra radica en la pérdida de la función del cañón como artefacto bélico para
hacer de él «un ente con vida propia, transformando su función defensiva y
agresiva en una función de paz».
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