Silvio, junto a
Fernando, René, Ramón, Gerardo y Tony. Las manos de Mirta y su hijo Tony. Las lagrimas
de Adriana, su barriguita. Ramón con sus amores preciosos. Las niñas, que vi
crecer, el pueblo y la alegría inmensa del triunfo. Allí estábamos al pie del
gigante del Cerro, allí celebramos, allí abracé gozoso a mi esposa y todos
juntos cantamos, como verdaderos necios:
"Dirán que pasó de moda la locura,
dirán que la gente es mala y no merece,
más yo seguiré soñando travesuras
(acaso multiplicar panes y peces)".
dirán que la gente es mala y no merece,
más yo seguiré soñando travesuras
(acaso multiplicar panes y peces)".
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