Por: Roberto Morejón
Se acerca el final de esta serie. Lentamente, creo que
demasiado lentamente, te he ido contando esta historia de cómo ascendimos el
Pico Turquino Ramón y yo.
Caminando en el frio de la serranía, perdido entre tanto
verdor y formas caprichosas de la naturaleza, de pronto estallan ante ti los
amarillos y rojos de las flores. A veces parece que desentonan, luego te das
cuenta que eso es lo que quieren, sobresalir para ser fotografiadas!!
Y ya casi en la cima. Tuve suerte. Delante de nosotros
subieron más de 20 cadetes de una escuela militar. Luego el guía y Ramón.
Y yo que venía atrasado, pude ver y retratar (y comerme!!) la única fruta que encontramos
en nuestro camino: una deliciosa fresa!!
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